Al amparo del estado


En las últimas semanas, la actualidad ha estado marcada por los enfrentamientos entre la justicia y la familia del niño gallego que padece obesidad. Tras la decisión judicial que preveía el internamiento del menor en un centro de protección, éste se encuentra en situación de paradero desconocido, ya que los padres se niegan a entregarlo a las autoridades. Por su parte, el Ministerio Fiscal ha interpuesto una querella contra ellos por desobediencia, pero la pareja no se resigna.

La noticia invadió los medios de comunicación y desde entonces se ha abierto un debate público sobre la obesidad infantil y el papel que deben desempeñar los padres en la alimentación de sus hijos. M.C., trabajadora social de un hospital madrileño con una amplía experiencia en el ámbito de menores explica en esta entrevista las posibles alternativas sociales que deberían darse antes de ingresar a un menor de edad en un centro de protección.




Periodista : ¿Ha conocido usted el caso del niño obeso gallego?

T.S. : Sí, lo he conocido a través de los medios de comunicación, ya que ha sido un tema conflictivo que ha abierto un debate público. He escuchado numerosas tertulias en la radio y la televisión. Creo que la polémica se ha suscitado por lo anómalo del caso, ya que hasta ahora los motivos por los que se privaba de la patria potestad a los padres eran situaciones de malos tratos, malnutrición, abusos sexuales, abandono del menor, etc. Nunca se había planteado la posibilidad de situación de desamparo por motivos de obesidad de un niño.

Periodista : ¿Cómo valora la decisión judicial?

T.S. : Ante todo, considero que una decisión judicial se basa en la acreditación de una situación a través de una serie de pruebas periciales, por lo que creo que a priori está justificada . Normalmente cuando ya se decide la suspensión de la patria potestad de los padres y el ingreso de un menor en un centro de protección, es que ya se han intentado otras medidas previas al internamiento y no han funcionado. En estos casos se pretende proteger la integridad física del menor.

Periodista : En su experiencia en centros de menores, ¿se ha encontrado alguna vez con casos similares de abandono?
T.S. : Sí. Me he encontrado con casos a nivel de abandono en el seguimiento médico de menores, que ponian en riesgo la vida del menor. Estas situaciones se han podido provocar bien por negligencia o por otro tipo de causas. Otras veces, la situación de desamparo se ha producido por un excesivo seguimiento médico del menor. En una ocasión detectamos un caso en que la madre padecía una enfermedad mental (Síndrome de Münchausen), por lo que continuamente acudía al médico con su hijo aludiendo que éste padecia enfermedades que en realidad no sufría, con lo que sometía al niño a numerosas pruebas médicas innecesarias.

Periodista : ¿Cómo cree que afectaría el ingreso en un centro de menores en el estado emocional del niño?
T.S. : El estado emocional del menor depende en gran medida de la reacción que tengan los padres ante el hecho del internamiento. Si la familia acepta el centro como parte del tratamiento familiar, el estado emocional del niño no tendría por qué verse afectado. En cambio, si los padres consideran el internamiento como una amenaza, como algo negativo, esto puede repercutir en el menor.

Periodista : ¿Por qué causas puede retirársele la tutela a los padres de un menor?
T.S. : Suelen ser situaciones de maltrato o abandono de los menores paternos, como por ejemplo negligencias en aspectos educativos, sanitarios, etc.

Periodista : ¿Cuáles son las situaciones de maltrato y abandono más comunes?
T.S. : Las situaciones más comunes se relacionan con el abandono en las necesidades básicas de alimentación, vestido y educación. Suelen ser familias de bajo nivel cultural y adquisitivo. En las clases con mayor poder económico, el tipo de abandono varía y es más difícil de detectar. Suelen estar más relacionados con carencias a nivel afectivo y emocional, y no tanto en relación a problemas de malnutrición o desatención en las obligaciones académicas del niño.

Periodista : En su experiencia como trabajadora social en el ámbito hospitalario, ¿se le ha planteado alguna vez algún caso de abandono o maltrato a menores? ¿Cómo lo detectaron? ¿Cómo actuaron?
T.S. : En algunos casos en particular, los médicos han detectado posibles situaciones de riesgo de maltrato. Hace ya algunos años se detectó una enfermedad de transmisión sexual en una niña de cinco años, patología poco común entre menores. Al existir sospechas de posibles abusos sexuales, los profesionales médicos examinaron en profundidad a la pequeña. Además, se efectuaron diferentes entrevistas a la familia. Finalmente, se comprobó que no había existido ningún tipo de abuso sexual a la menor.

Periodista : ¿Cómo se inicia el procedimiento legal en este tipo de casos?
T.S. : El procedimiento legal comienza previa denuncia de un personal sanitario, maestro, vecinos, otros familiares, etc. Si existe un riesgo grave para la vida del menor se interviene inmediatamente, en caso contrario se comienza a trabajar con la familia a través de diferentes programas de tratamiento que se desarrollan en los centros de servicios sociales. Si se consiguen los objetivos marcadod con respecto a la familia y el menor, se continua trabajando y si no se produce mejoría, se informa de la situación a la Comisión de Tutela de la CCAA para que evalue la situación y el riesgo que corre el menor.
Normalmente, la tutela no se retira por una sola causa. También se investiga si el ñiño va al colegio, si lleva la ropa adecuada, si realiza las recomendaciones médicas adecuadas, si acude a sus revisiones médicas, etc. El juez valora la situación teniendo en cuenta los informes de todos estos profesionales.





Periodista : ¿Cree que existen medidas previas positivas antes de decidir el ingreso en un centro de menores?
T.S. : Sí. Siempre y cuando no corra riesgo evidente la integridad física o la vida del menor, es conveniente intentar otras alternativas previas a la separación de los miembros de la familia. Antes de llegar a una medida de internamiento del menor en el centro, hay un trabajo previo de comprobacion de informes médicos, educativos etc, y además se ha intentado trabajar anteriormente con la familia. A nivel sanitario existen unos protocolos para la detección del maltrato y el abuso en la infancia. El internamiento es la última opción que debe darse.

Periodista : Ante estas situaciones, ¿Qué alternativas sociales pueden darse?

T.S. : Hoy en día existen en prácticamente todos los Ayuntamientos y CCAA, Centros de Atención a la Infancia. En ellos, trabajan educadores de familia, psicólogos y trabajadores sociales que realizan actividades de prevención y educación con los padres. Se pretende evitar la institucionalización del menor y su ingreso en un centro de protección. Por ejemplo, los educadores sociales trabajan con las familias sobre hábitos de higiene, alimentación, educación, etc. Además, desde los centros de servicios sociales también se apoya a la pareja a través de programas de ayuda a domicilio. En algunas ocasiones, las situaciones de abandono o maltrato se dan por desconocimiento o desventaja social de los padres, por lo que necesitan la ayuda de los psicólogos y educadores de familia.

Periodista : ¿Valora positivamente la estancia de estos niños en el centro de protección? ¿Se adaptan facilmente a la vida del centro?
T.S. : Creo que hay veces que es inevitable. Por la experiencia que tengo trabajando en centros de protección de menores, los niños se suelen adaptar bien a la vida del centro. Siempre que el motivo del ingreso no sean abusos sexuales o situaciones similares que pongan en peligro la vida del menor, se intenta que los niños sigan manteniendo su vínculo familiar y que las familias también participen del programa. Así, se establecen horarios de visitas, comunicaciones telefónicas, etc. Durante su estancia en el centro, los menores tienen una vida ordenada, aprenden hábitos de comida, vestido, higiene o estudios.

Periodista : ¿Cómo suelen reaccionar las familias ante este tipo de situaciones?
T.S. : En la mayoría de los casos son capaces de reconocer sus problemas y se suele establecer una buena relación con el centro, participan de la nueva situación y ellos siguen trabajando para la normalizacion de la vida cotidiana en la familia. Trabajan para resolver los problemas que llevaron al ingreso del niño en el centro y se preparan para su nueva vida cuando el menor vuelva a convivir con sus padres.

Periodista : ¿Es relativamente sencilla la adaptación posterior del niño a su familia?
T.S. : El menor no corta la relación con su familia. Salvo excepciones, los niños pueden comunicarse con sus padres por teléfono, a través de las visitas, e incluso pueden salir con ellos fines de semana y vacaciones, siempre que la situación familiar haya mejorado. De esta forma, al haber habido un trabajo previo por parte de los servicios sociales y los centros de menores, se prevé que la integración del niño en la familia a su salida del centro sea completa. También existe un seguimiento después de la salida del niño del centro, por lo que si hay algún conflicto, la familia y el menor pueden dirigirse a estos profesionales para exponer sus problemas.